Neptuno entró en Piscis por primera vez el 4 de abril de 2011. Retrogradó. Y finalmente, volvió a ingresar en febrero de 2012 para quedarse ahí hasta este año en que ingresa en Aries por primera vez, y por segunda vez en 2026.
Estamos escuchando en la narrativa de un sueño profundo las palabras de cierre, conclusión, que cuentan una profecía autocumplida… eso que soñábamos NO ser, esos lugares donde no queríamos estar se están autocumpliendo.
Como en Macbeth de Shakespeare, eso que nos vaticinaron las brujas internas; ese destino del que huíamos en busca de un sueño de “libertad” de algún u otro modo lo estamos habitando: tener un auto-empleo donde nos vemos forzadas a cumplir horas extra, sentirnos esclavas de nuestras decisiones, terminar de administrativas cuando queríamos vivir del arte, anhelábamos una casa propia y terminamos con roomies o en un airbnb.
Estamos cerrando un ciclo con Neptuno en Piscis; hay sueños que se transformaron en tangibles experiencias de vida, pero ahora lo que pesa, es la desilusión, la decepción, el cansancio, la profecía de las brujas.
“La vida es difícil”, “las relaciones son complejas”, “no puedes vivir así, algún día te darás cuenta de tu realidad”. Son frases que escuchamos de las personas cercanas y vitales, frases que en su momento elegimos desafiar, pero que ahora nos caen como balde de agua fría. ¿Verdad?
Al ingresar en Piscis, Neptuno nos invitó a subirnos a una burbuja de colores marinos para sostenernos en un mundo que veía su fin. Del 2012 al 2020 nos acompañó a sostener esa burbuja, a creer, a elaborar magia en nosotras, para cruzar. Esa burbuja explotó en el 2020. Y ahora, sólo vemos un líquido viscoso en el suelo, cual Test de Rorschach, cuya interpretación en nuestra realidad es ambigua, extraña y al parecer, carente de estructura.
Neptuno tendrá un primer ingreso en Aries del 30 de marzo al 22 de octubre de 2025; luego volverá a Piscis, y volverá a ingresar el 26 de enero de 2026 para quedarse en Aries hasta el 21 de mayo de 2038.
En estos momentos, por supuesto, ya estamos sintiendo los golpes de realidad; en qué partes complejas, difíciles y rugosas nuestro gran sueño o ideal no se consolida o mantiene. Porque quizás, esa parte de la realidad NO depende de nosotras, o quizás mientras hilamos el sueño descuidamos nuestra fuerza creativa, o el sentido genuino y original de este anhelo profundo.
Desde la labor con Neptuno transicionando de Piscis a Aries, la primera mitad del 2025 será para que nos demos a la oportunidad de ubicar el ciclo que cierra, elegir cómo cerrar, duelear, y con humildad, prestar atención con cariño a las ventanas que muestran rayos de luz como nuevas ideas, rumbos y gestos de individuación que marcan el nuevo ciclo.
No vamos a cambiar un sueño por otro. Vamos a la nueva etapa, a la actualización del sueño, que lleva consigo logros, rutas y posibilidades a las que renunciamos en 2012. Sencillamente, porque la vida no nos daba, porque había otras urgencias, y debimos sacrificar unas cosas por otras.
¿Qué sueños pequeños o grandes abandonaste en 2012?
¿A qué ya no te dedicaste porque había que salvar al grupo?
¿Qué área de tu vida elegiste sublimar, y cuál otra se vio negada?
¿En dónde eres hiperresponsable? ¿En dónde eres negligente?
En la respuesta a estas preguntas podremos observar, por un lado, la profecía autocumplida, el destino que no queríamos que nos alcanzara pero que fuimos a su encuentro. Y también, vamos a encontrarnos con una parte de nosotras que SUEÑA EMERGER, desde un espacio más maduro, individuado, auténtico, y muy anhelado… esa parte que se ha quedado ahí, esperando a ser cultivada en los años por venir.
Además, ahora ya hay recursos internos y externos para darle espacio en nuestra vida… Ahora ya podemos darle la bienvenida.
Gracias Karina por tu compartir generoso lleno de sabiduría, siempre tus publicaciones son revelaciones que llegan en el momento preciso, me aterrizan, confrontan y guían. Un gran abrazo.💜💜💜